Puede que, en ciertos círculos, sea un tema
tabú a la hora de hablar sobre ello, pero no hay que negar que es uno de los
inventos de la humanidad que más tiempo lleva entre nosotros.
Aunque os parezca que es un invento muy
novedoso, la verdad que ya hace la friolera de más de 12.000 años que es
utilizado por la humanidad. La representación más antigua que se conoce, encontrada
en una cueva del sur de Francia, data de hace unos ¡12.000 a 15.000 años!.
El más antiguo que se conserva, data de la
época del faraón Tutankamon (1.500 años A.C.) y se puede ver en el Museo del
Cairo.
Originalmente eran fabricados con vejigas
natatorias de peces, tripas de animales, fundas de tela; vamos, que utilizaban
lo que buenamente tenían a mano. Hasta finales del Siglo XIX no se comenzaron a
fabricar de caucho, hasta sustituirlos por los de látex a primeros del Siglo
XX; y más recientemente, también los encontramos de poliuretano, de colores,
más finos, más gruesos… No sólo para el hombre, también para la mujer… O sea,
para todos los gustos.
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En los inicios se cree, que más que prevenir
embarazos, se utilizaban para prevenir enfermedades infectocontagiosas. Por
ejemplo, Gabrielle Fallopius (el que puso el nombre a las “Trompas de Falopio”),
refiere que inventó, por el año 1.500, una funda realizada en lino (¡¡!!) y que
pruebas realizadas en más de 1.000 hombre, ninguno se infectó de sífilis…¡También
tuvieron valor esos hombres!...
Así que, ¿creéis que tiene que ser “tema tabú”
o ya va siendo hora de hablar del preservativo como si habláramos de una
aspirina?...
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